En 1910, cuando se construyó el edificio, la economía de Barcelona estaba en auge, y como consecuencia también lo eran la arquitectura. Prueba de ello es este edificio de estilo Art Nouveau situado en pleno Barrio Gótico de la Ciudad Condal.
El esplendor de su arquitectura Art Nouveau también se traslada al interior: el original estampado de flores realizado con baldosas, la riqueza de sus molduras de escayola en sus altos techos, las impresionantes vidrieras, las puertas de paso de marcado estilo........
Su decoración destaca por la ausencia de excesivo mobiliario tan solo con piezas de diseño como las butacas de Arne Jacobsen del cisne, las sillas de Hans Wegner Wishbone o la lámpara de Poul Henningsen. Una escasez de mobiliario con elegidos elementos, que hace que destaque aun mas el esplendor de la arquitectura de esta vivienda.
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